Aun con las manos atadas, con el sabor de las uvas y el tabaco que respiré de tus besos, aun con el último deseo de amanecer juntas, no he perdido detalle de cada parte de ti. Esa melena espesa tuya, tan rubia y ondeante, cuales cristales marinos tus ojos centellantes, Esa voz tan melódica y delirante, me hacen creerte aun aquí presente. Mas ya no puedo hablarte, y mi castigo es amarte. Buscar lugar acaso, para olvidar lo que compartimos, quizá tan tarde. Pero no puedo evitarlo, eras tan bella
Cuando la inspiración me ataca, me encontraré escribiendo en éste mi diario de historias alternas